martes, 27 de enero de 2009

Saltó la liebre


Nunca se puede sofocar la libertad; se puede llevar a lo escondido, o ignorarlo, pero en cualquier momento llega alguien, hace ejercicio de su libre arbitrio, y se hace historia. Para bien, o para mal. ¿Que cómo están las cosas a bordo? Pues casi como en la farmacia de la esquina, hay de todo -o como decía don Leonardo, un farmacéutico de mi pueblo, "eso no me queda, pero tengo algo parecido"-. Entre reuniones, que cuando se multiplican generan tensioncillas... y aquellos cuyas leyes -o reglamentos- chocan con la elemental convivencia y con el decoro y tesón por el trabajo bien hecho, apuran la paciencia de uno.

Hay rachas para todo, quizás la desventura eólica que nos acompañó climatológicamente la semana pasado también ha revuelto los humores y temores, y en ese mismo instante se ha de sufrir por ejercer las propias convicciones.

Pero no se puede dejarse pisar. La nave debe avanzar por entre tempestades varias. Ese es su sino.

sábado, 24 de enero de 2009

Cuando ella me encontró


Una mujer de mediana edad, profesora en NY, en un breve espacio de tiempo se queda sin marido -un tanto inmaduro emocionalmente-, sin su madre adoptiva -la mujer que la ha educado- y una mujer excéntrica la persigue, pretende ser su madre biológica -y en verdad lo es-. Su vida da la vuelta como un guante, y solo el casual encuentro con el padre de uno de sus alumnos, otro tío raro con problemas, parece aportarle algo novedoso. Como toda comedia romántica que se precie -quien siga el blog verá que veo muchas de éstas- hay historia de amor, hay personajes secundarios que le dan marco y contenido, y hay historia personal en la que se adivinan tópicos...

Cuando salí del cine me pareció una muy buena película, pero poco a poco se ha ido apagando su estrella en mi recuerdo. La verdad es que no llegará a ser un clásico del cine. Los protagonistas resultan familiares: Helen Hunt, Colin Firth, Mathew Broderick...

La ví por eliminación no de los títulos, sino porque nos conformaba más lo que parecía ser y la hora...

Ficha de la película.

Algo para recordar


Llevo un tiempo muy liado con asutos laborales, así que he descuidado un tanto la fidelidad al blog... quizás no es mucha la gente que se pasa por aquí, algo lógico por otro lado, pero sí me gusta ir modificando la cara de mi página personal, porque las cosas pasan muy deprisa, y si esto cambia, refleja mucho mejor cómo son las cosas.

El caso es que hace dos semanas estuve viendo Algo para recordar, el clásico de las comedias románticas, y vaya si lo es. Dirigida en 1993 -hay que ver la cara de chavales de Tom Hanks y de Meg Ryan- contiene muchos de los elementos que han hecho de este género uno de los más prolíficos de Hollywood. Hay pocos que "se libran" -y pocos los que quieran hacerlo, la verdad- de ir al cine a ver a chico y chica que después de muchos avatares terminan juntos de un modo u otro. Es una temática cocinada con mil y una salsas, y de un tiempo a esta parte tiene un poder simbólico muy fuerte sobre las aspiraciones amorosas de los mortales que acuden a la sala oscura...

Lo cierto es que la película es muy agradable para ver. Y como clásico, no está nada desfasado, permanece, mejora con los años.

Ficha de la película.

viernes, 16 de enero de 2009

Australia


Últimamente ando algo liado... y la conexión de casa no es que funcione bien del todo. Eso explica que tenga algo descuidado el blog.

La semana pasada estuve en el cine, para ver un peliculón, al menos como planteamiento. Después de las preceptivas pasadas por los probadores -pues comenzaban las rebajas-, toco pasar a la sala oscura pertrechado de bolsas de gusanitos y algo para beber. ¡Cómo me gusta ese momento, cuando está a punto de empezar la película -sobre todo cuando estoy con tiempo suficiente para ver cómo se apagan las luces-!

La peli. Bien, una película romántica y épica, con grandes pretensiones. Decir que cumple no es poco. Una especie de salvaje oeste, pero en el hemisferio sur. Para lo básico, mejor leer la ficha que ya hay en la wikipedia.

¿Impresiones? Me interesan varios temas:

* La fotografía de la película. ¡Qué paisajes! Qué pena que esté en el otro lado del mundo...
* Algunos pasajes de la cultura propia australiana. Aunque me parece que es como una proyección del Salvaje Oeste, en versión aborígen. ¿Realmente es así? Tampoco importa mucho para el que la ve para pasar un rato -largo, eh- pero divertido.

lunes, 5 de enero de 2009

A cien millas de Manhattan


Ya he aprendido a escribir Manhattan... con hache después de la ene y dos tés... sin limón ni leche. Y ya he terminado el librito este, que me ha resultado MUY interesante. Guillermo Fesser es el moreno de Gomaespuma (jeje), y en 2002 aprovechó que no tiene muchas estrecheces económicas y se marchó a Rhinebeck, New York, un pueblo de 7.000 almas -como Las Pedroñeras, vamos- situado a poco más de cien millas de la gran urbe. Allí pensaba tener tiempo para escribir un guión de cine, pero nada, los americanos y su vida -y que tampoco le urgiría mucho- no le dejaron. ¿Por qué ahí? Pues porque la familia de su mujer, americana ella, es de por allí.

¿Quieres conocer la realidad de la gente corriente de los USA? Pues empieza por este libro. Sin prejuicios antiamericanos, cosa destracable en el solar patrio, nos cuenta cosas y vidas de personas corrientes, aparte del funcionamiento diario de la sociedad. Está bien escrito, porque conforme lo lees parece que ya sabes algo de éstos, aunque sorprendan cosas.

El tío se lo pasó bomba: cazando vapor en la Gran Manzana, pescando salmones en Alaska, cazando bisontes en Texas, recogiendo resina de arce para haer sirope, navegando en un catamarán sobre hielo, hablando con propios y extraños de la vida, de lo divino y de lo humano.

Describe muy bien sus experiencias, casi puedes ver los paisajes -imagino que sobrecogedores-, tocar y degustar olores y sabores... buen libro. Creo que alguna vez en la vida debería hacer un viaje allí, aunque seguro que no me lo podré montar tan bien como Fesser. Eso sí, debo mejorar mi inglés, ¡right now!

Qué bello es vivir.


Ficha de la película.

Santificarás las fiestas... Si el tercer mandamiento reza así, el gran Frank Capra lo hizo a través de su arte. ¿Cómo dejar pasar la Navidad sin ver Qué bello es vivir, mi película preferida? Un clásico del optimismo vital, del valor de una vida. Desde 1946 para la eternidad.

George Bailey y Mary Hatch Bailey dan rostro a una historia llena de humor y esperanza. A pesar de ir frustrándose el sueño infantil de George de ver mundo, la tarea benefactora de su compañía de empréstitos en Bedford Falls y los avatares vitales le empujan a una misión en su pueblo. Todos a su alrededor parecen hacer cosas grandes: su hermano, explora mundo y llega a héroe de guerra. Su amigo gana una fortuna con un negocio. Pero él sigue haciendo frente a Mr. Potter, el capitalista desalmado, sin más recursos que su bondad y capacidad de gestión. En un momento de desesparación, su ángel guardián le muestra cómo sería el mundo sin él.

Este giro hace que George comprenda el valor gigantesco que ha tenido su vida, que ha dado sentido no solo a su propia vida, sino a la de todos los seres queridos por él. Descubre que la vida que ha vivido, quizás anónima para el mundo de la fama, tiene un valor infinito.


Si quieres comprender que la vida que estás viviendo tiene ese valor y ese sentido, si quieres volver a tus tareas con más deseos de hacer bien las cosas, gana dos horas viendo este clásico.

domingo, 4 de enero de 2009

Alternativas


Se hace difícil encontrar una buena razón por la que dar por buenas las cosas que nos ocurren, ya sean agradables o no. Vamos vagando por los días y las estaciones dejándonos influir por publicidad, modas, tendencias... Corrientes de opinión que no sabemos del todo a qué intereses represenan. Se nos presentan muchas altenativas, pero creo que hay una que puede configurar mucho de lo que somos.

Se nos ha dado una vida, expuesta a miles de avatares que no podemos dominar. No obstante, en medio de la deriva sentimental, de las oportunidades, encuentro que la vida puede verse como un conjunto de experiencias o sensaciones que apurar. Así, el objetivo necesario sería buscar un bienestar -equilibrado o buscando límites- lo más complaciente posible. Cualquier sufrimiento, cualquier amenaza a nuestra comodidad, significa un peligro imponente.

Pero hay una alternativa: la vida como proyecto que realizar, como búsqueda de realización personal. Solo hay que encontrar lo que merezca la pena, lo que valga de verdad para configurar nuestro universo simbólico y nuestro hacer en pos de su logro. Creo que supone una realización más plena de nuestros ideales y aspiraciones fundamentales. Es más, solo así, cuando uno ha dado lo mejor de sí por el noble proyecto que ha podido vislumbrar y realizar, puede decir: mi vida mereció la pena.

O las sensaciones, o la dignidad de ser hombre. Hay que elegir. Esa es tu libertad.

jueves, 1 de enero de 2009

Centesimus annus


El pasado día 29 de diciembre me dí prisa por terminar de leer la Carta encíclica de Juan Pablo II Centesimus Annus -en el centenario-, la última encíclica social del pontífice.

Con motivo de la eterna empresa de terminar la tesina, me las tuve con texto lleno de referencias al mundo actual, asuntos muy interesantes.

Básicamente trata de explicitar la fecundidad de un texto publicado en 1891, la Rerum Novarum, por León XIII, entendido como el primer escrito oficial de un Papa sobre la cuestión social. Hecho esto, trata de dar un repaso a esta cuestión, que hoy -en 1991, cuando fue escrita, pero hoy 2009 muchísimo más- tiene relevancia mundal, global.

La encíclica es un canto a la dignidad del hombre, a su defensa como realidad fundamental en torno a la que debe girar la economía y la cultura, en abierta dialéctica con algunas ideologías que no respetan dicha condición: entiéndase el socialismo real, los totalitarismos, los fundamentalismos, el capitalismo libertal desprovisto de controles púlibos y privados, el belicismo, el nacionalismo, etc.

Se comenta que Juan Pablo II, en la hora de su muerte, estaba trabajando en otra encíclica sobre la globalización económica. Sea o no cierto, este es el útimo gran texto de su magisterio sobre la cuestión económica, y 18 años después hay cosas que tienen mucha enjundia...

El viaje prodigioso


LEGUINECHE, Manuel y VELASCO, María Antonia: El viaje prodigioso. 900 años de la primera cruzada; Alfaguara, Madrid, 1995. 325 páginas.

¡Qué complicado es hacer libros amenos de historia! Aquí los autores, que escriben al alimón, plantean al lector ávido de intereses un relato casi periodístico -recortando contornos y simplificando líneas de fuerza histórica- de la epopeya cruzada, esa empresa que nos resultaría tan ajena a pesar de las similitudes que podríamos encontrar con las empresas de los ejércitos de nuestro tiempo, el derecho de injerencia internacional y tal.

El relato comienza con el Concilio de Clermont, cuando Pedro el Ermitaño da dramatismo a Urbano II en su prédica de la Cruzada el 27 de noviembre de 1095.

Todo el ideal medieval aquilatándose, haciéndose a sí mismo en esta empresa que aunó fe, ardor guerrero, ambiciones políticas y miseria. Las penurias, y no eran pocas ni livianas, eran dadas por buenas si la empresa tenía buen fin: la conquista de Jerusalén, hecho acaecido en 1099. Godofredo de Bouillon fue elegido el primer rey latino.

La Primera Cruzada. Sirve pues como acercamiento a una etapa de la historia que tiene mucho potencial simbólico; no en vano muchas de las novelas históricoas que cifran en un pretendido misterio histórico - religioso -entiéndase el Código Da Vinci de Dan Brown y otras muchas similares- nacen del rescoldo que el fuego pasional del romanticismo avivó en el XIX.

Entretenido, nada más y nada menos.