sábado, 21 de febrero de 2009

La crisis es política, y por serlo es moral.


Estamos inmersos en varias crisis, entendidas como procesos de cambio en los que lo viejo y lo nuevo pugnan por pervivir y hacer historia. Se habla mucho de la crisis económica, pero tengo un maestro que me lleva a profundizar: hay una crisis política y cultural, que en el fondo es moral, de aúpa.

Estoy interesado en la política, la nacional y la internacional, fundamentalmente. Pero ello me lleva hoy a desconfiar profundamente de casi todos los que forman parte de la casta que nos gobierna. A saber:
* De nuestro presidente solo se puede esperar que luche por su propia supervivencia, amparado en el BOE, en la rapiña nacionalista, en la corte mediática y en esa pobreza ideológica que trasluce en aparente superioridad moral de la izquierda.
* Del primer partido de la oposición y su líder solo se puede esperar que supere sus complejos ideológicos, que aclare la estructura de su proyecto para España, que sepa gestionar sus procesos internos.
* De los nacionalistas, poco más que el modo de articular su ansia desbordante por desangrar la nación que les da de comer... y de beber.

Me inclino a pensar que necesitamos una profunda renovación de nuestros partidos políticos. Que hay que empezar a votar según convicciones y no como los que están quieren que lo hagamos. ¿O no?

La familia (III)


Como tercera entrada de la serie familia, siguiendo el hilo que comencé el 21 de noviembre y seguí el 27 de diciembre, entiendo oportuno expresar un asunto cada vez más evidente: la función de la familia como célula de la sociedad.

Sin temor a exagerar, creo que el estado de la institución familiar en una sociedad es un factor decisivo, visto desde el plano social. No solo en tanto que es una unidad de funcionamiento elemental, al nivel que queramos -económico, afectivo, domiciliario, educativo-, sino además en cuanto que hay funciones que si no realiza la familia, no se realizan. Así de sencillo. Y las carencias permanecen, acaso rellenándose con otro tipo de sucedáneos que desnaturalizan, que las encubren.

Desde mi atalaya profesional compruebo cómo también el estado de las familias condiciona gravemente la biografía de los individuos. Y no solo para bien...

Hemos de cuidar su estado, y no sé si tener miedo o pereza a la hora de favorecer su fortalecimiento es una opción. Creo que hemos de dar valor a las instancias intermedias entre el individuo y el poder. La familia sí importa.

viernes, 20 de febrero de 2009

El curioso caso de Benjamin Button


Una película que, si gana un porrón de premios, estarían merecidos. Es uno de esos momentos en que la gran industria de Hollywood hace un gran trabajo. Tiene esa elegancia que quizás dan los actores, o el estilo de hacer cine americano, no sé.

Propongo dos enlaces: el primero, de la Wikipedia -que te puede destripar el argumento-; el segundo, de una página de cine, da los asuntos más técnicos.

Pero antes de que se vaya a verla -cosa que recomiendo encarecidamente, pero no a las diez y pico, que es larga-, o justo después de verla, puede uno destacar estos elementos:

* Es una película tierna, pero no empalagosa. Muy vitalista, sensible, a través de un lenguaje narrativo en el que se explicitan los avatares de una vida muy peculiar, que da juego para mirar con otros ojos las cosas que nos pasan a lo largo del ciclo vital. Elementos tales como el valor de lo inesperado, algo que tuve ocasión de destacar en Bella; que el valor esencial es la propia vida y que lo demás viene por añadidura, que nadie es perfecto y nuestra respectiva vocación implica superarse...
* Una mirada más sobre el siglo XX, entroncándolo no tanto con una visión política o ideológica, sino con aquellas realidades perennes de la historia.
* Se aprende a través de la vida, y cada uno tiene su camino, su forma de aprenderlo; que muchas ocasiones los compromisos tienen una pátina de corsé social.
* La forma en que Benjamin envejece rejuveneciendo, es algo que no rompe la forma de aprender y vivir.
* El tiempo y su fluir peculiar. Lineal, en retroceso, circular...
* Ese fondo de testamento, de última palabra de madre e hija.
* El tratamiento que hace de la familia: por encima de todo el amor, que es lo que la constituye, lo que hace auténticas y permanentes las relaciones.
* ...
Lo cierto es que podría seguir explicitando detalles -aun escribiendo esta entrada una semana después de verla-. Me ha impactado. Una de las mejores que he visto. De verdad.

jueves, 19 de febrero de 2009

Toledo en sábado


Toledo, un sábado de invierno. Aunque los kilómetros castellanos no son más cortos que los de Levante, merece la pena pasar una tarde en Toledo. El rancio abolengo de sus callejones, la densidad de historia de cada uno de sus rincones, la evocación de un pasado intenso, son un marco magnífico para hacer realidad el sueño de rememorar y reverdecer. Las amistades han de cultivarse, como en verdad y justicia diría alguno de los clásicos. Y vive Dios que hubo de hacerse realidad hace ya casi quince días. Pasar una jornada con gentes con quienes uno se ha hecho persona es de ley. Y qué gozo comprobar cómo lo que nació y no se cultivó lo que se debió no ha muerto sino que día a día pervive y crece. Gracias a aquellos amigos que existen, con los que espero pronto volver a pasar una tarde de sábado. Quizá en primavera, quizá en la ciudad de Alfonso el Sabio.

Por cierto, las vistas del Alcázar desde el bello hospital de Santa Cruz, que son las del a imagen, son espectaculares. Como ejemplo.

viernes, 6 de febrero de 2009

Los pájaros


La película de 119 minutos ¡no tiene final! Solo puede aceptarse de Alfred Hitchcock, director y productor, de 1963. Una señorita a la que hoy llamaríamos pija se encuentra con un señor atractivo, y juguetea con él, y él con ella. El tema de conversación son unos pajaritos, pero éstos se convierten en protagonistas... Ficha.

Claustrofóbica, llena de misterio, inquietante... La verdad es que se trata de una trama interesante. Si bien los efectos nos dejan un poco fríos -cuarenta y seis años son cuarenta y seis años de evolución de los efectos visuales-, la gestión de los planos y los efectos de sonido son de los buenos. Y los actores son de consideración.

Me sugiere que hay tics de Hitchcock en Night Shymalan, en la gestión del misterio y en los giros argumentales. La secuencia final del universo de los pájaros que dejan marchar a los protagonistas en el coche es muy buena, me dejó pegado a la pantalla.

Aunque mis conocimientos de cine son limitados, creo que hay películas clásicas que deben ser vistas. Merecen la pena.

Operación valquiria


Sobre la película.

Mientras llovía dio tiempo para ir al cine... Una de nazis. Como se han hecho ya bastantes de las grandes operaciones de la Segunda Guerra Mundial, parece que el subgénero de la IIGM dentro del género bélico llevan la reflexión y la atención sobre aspectos puntuales, y sobre ellos desarrollar una trama.

En este caso se trata de desarrollar la memoria de aquellos alemanes que tuvieron los arrestos de enfrentarse con el gran enemigo de Alemania, el Führer. Coproducción germano-americana que narra los famosos hechos acaecidos un 20 de julio de 1944 cuando un grupúsculo de militares alemanes intentaron, sin éxito, eliminar del mapa a Adolf Hitler. Aquí encarnados en el coronel Von Stauffenberg, que interpreta el omnipresente Tom Cruise.

“El asesinato se debe intentar, cueste lo que cueste. Aunque falle, debemos actuar en Berlín. Pues el propósito práctico ya no importa; lo que ahora importa es que el movimiento de resistencia alemán debe arriesgarse ante los ojos del mundo y de la historia. Comparado con eso, lo demás no importa". (Fragmento de una carta del teniente Heinrich Graf Von Lehndorff-Steinort al coronel Von Stauffenberg).

Bajo ese prisma, la película sobre el golpe de estado fallido es trepidante. Lo que más me ha llamado la atención es el carácter marcial de todos los protagonistas. Un pero: ¿Sabría hacer Tom Cruise una película que no gire en torno a sí?

Viaje a Barcelona (y V)


El último día. Toca retornar a casa, pero Montjuïc nos despedirá: el Anillo Olímpico, el gran Calatrava y su aportación genial -otro arquitecto-. El Estadio Olímpico, el Palau Sant Jordi, el Castillo, el Palacio Nacional...

Queda mucho por ver, pues el viaje no ha servido para agotar la vista, ni para agotarnos: para volver a casa llenos los ojos y el espíritu de gozo. Por cierto: el cielo es azul. Sí, en Barcelona también. Aunque nos resultó esquivo. Hasta pronto, fins ara.

Viaje a Barcelona (IV)


El cuarto día (¡¡Viva San Blas!!) ¿a que lo adivina? Fuimos al Parc Güell, obra gaudiniana en la que se fusiona la maestra -la naturaleza- y el genio -el arquitecto-. Si las casita proyectadas se hubieran vendido y por tanto construido, ¿qué tendríamos ahora? solo con la casa del conserje, una de usos comunes, el mercado y un par de paseos, la cosa ya es de cuento... Nuevamente el asceta de las formas y del espacio deja sin palabras. Ahí si que uno puede dejarse un buen par de horas muy a gusto...

La ciudad se deja ver muy bien: la Plaza Catalunya, la Fuente de Canaletas, el Monumento a Colón, el Hospital de la Santa Cruz y San Pablo...

Viaje a Barcelona (III)


La epopeya gaudiniana continúa. La verdad es que para quien lea esto bien parece que no hemos hecho otra cosa, pero lo cierto es que me gustaría destacar que es lo que más me ha impresionado. El barrio gótico es bonito, pero no más que otros. La apacibilidad de la ciudad, sus aires de modernidad un tanto cosmopolita, el tono desenfadado, es para reseñar, pero no más que los de Londres o Amsterdam. Las comunicaciones son buenas, comparables a otras grandes ciudades. Pero es que en Barcelona Gaudí dio lo mejor de sí. Y si no, visitando la Casa Batlló, uno lo refrenda. Colores, formas, elementos constructivos, todo llama al encuentro entre comodidad, fantasía y belleza. Y de un modo muy personal, inconfundible. No sé si me gusta más de día o de noche. Aunque los interiores no se quedan atrás...

La Catedral Gótica -magnífico coro-, el Palau de la Musica -acogedor y muy logrado- sirvieron de anticipo a la Basílica de Santa María del Mar. Supongo que el sentimiento de estupor y armonía que supuso entrar en ese templo ha sido uno de los ingredientes del libro La catedral del mar, que espero pronto lanzarme a leer. Pero la impresión de pureza y de espiritualidad es muy intensa.

Barcelona. Prosigue la aventura.

Viaje a Barcelona (II)

Laudamus Deo!! Habemus Antonium!! (Gaudí...) Dedicaré un post a este gigante del arte... Pero febrero empezó con lluvia y con la certeza de que íbamos a contemplar algo único. No sé si la predisposición marca la posición, pero el caso es que la experiencia ha sido inolvidable -lo merece-. El Templo Expiatorio de la Sagrada Familia de Barcelona, aun a medias, es algo único. Los elementos de su arquitectura llevados a su gran proyecto: solo un místico puede llevar a tal efecto este esplendor. Sobrecoge como obra global, como suma teológica en piedra, como destello de un genio. Las obras van a buen ritmo, con lo que abrigo la esperanza de verlo terminado; aunque como dijo nuestra guía: ¿qué hubiera pasado si Gaudí hubiera podido llegar hasta nuestros días? Solo pensarlo implica un calfred.

Y es que si el esplendor de la obra construida para Dios es numinosa, la fantasía de la Casa Milá o Pedrera es también rutilante: poesía de la buena en piedra: no hay líneas rectas, pero no se echan en falta. La capacidad para crear, para imaginar, para fundir belleza y ergonomía, es espectacular. Vayan a visitarla, por favor. Tenía que cerrar la boca para las fotos...

Viaje a Barcelona (I)


Emprendimos el trayecto a eso de las 11.15 horas. Condujimos bordeando el Mare Nostrum, para llegar a nuestro destino a las seis y media de la tarde. La lluvia lavaba nuestras preocupaciones y nos anunciaba que sería nuestra fiel compañera. Una vez instalados, bajamos a las profundidades, y de las grutas serpenteantes volvimos a abrir el paraguas en Las Ramblas. No para celebrar la Liga o la Champions del Barça, sino para empezar a sorprendernos: el Mercado de la Boqueria, el Barrio Húmedo, digo Gótico -húmedo por los pantalones y zapatos de alguna que yo me sé-. Tocaba replegar velas y planificar los días que habían de venir.