martes, 18 de noviembre de 2008

Laborem Exercens


Carta encíclica del 264º obispo de Roma, publicada el 14 de septiembre de 1981, el tercer años de su pontificado, sobre el trabajo humano. Ver texto.

Iba a ser publicada el 15 de mayo, para conmemorar el 90º aniversario de la Rerum Novarum de León XIII, pero el atentado lo evitó. Lo cierto es que tras haber leído decenas de comentarios y textos aplicativos de la misma, el otro día me decidí a apagar la radio y la tele y ponerme a leer la fuente; es la primera encíclica de su triduo social, la más querida. Más aún sabiendo de la epopeya de Solidarnosc.

Y bien, uno se encuentra con un texto que sigue un método extraño, pues vuelve una y otra vez sobre el tema, enfocándolo desde diversos ángulos, lo que hace que no sea difícil perderse. La tesis es machacona, pero llena de potencialidades: la clave del tejido social es el trabajo, la actividad humana. Ahondando en esta tesis se decubren tanto los límites de nuestra forma posmoderna de entender la actividad humana como que el trabajo tiene dos vertientes.

El primero es el más claro, el objetivo: con el trabajo transformamos la realidad. El segundo es que a través del trabajo el hombre se perfecciona, se humaniza, se realiza como persona.

Y esa es la clave explicativa fundamental, el corazón de su identidad, la verdadera liberación de ideologías en combate.

Iremos desgranando un texto lleno de virtualidades, que aporta mucha luz a nuestros tiempos de economía globalizada y de crisis mundial. Por cierto, viendo lo que pasa, podemos afirmar sin temor a equivocrnos que se trata de un escrito profético.

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