miércoles, 29 de septiembre de 2010

Señora de rojo sobre fondo gris


DELIBES, Miguel, Señora de rojo sobre fondo gris, Destino, Madrid, 1991.

Novelón. Corta, pero intensa. Otro monólogo del gran Delibes, el escritor que parece de otros tiempos, porque es un clásico. Admiro su forma limpia, directa, precisa, sencilla, austera... de tratar el idioma español. Los que le conocieron en vida afirman que así era el vallisoletano. Hace poco leí Cinco horas con Mario, y la satisfacción que me produjo su lectura es el punto de partida de esta otra.

Avanzar por sus páginas provoca la experiencia más genuina de ser lector, de dialogar cual alumno con el viejo maestro, mientras muestra y desvela algo de los misterios de la condición humana. No está exenta de un encogimiento del corazón, pues poco a poco se va revelando una expresión de una mentalidad arquetípica y personal a un tiempo, una fotografía de una persona.

El argumento desarrolla la revelación de la melancolía y del profundo agradecimiento y perplejidad de un artista cuya mujer acaba de fallecer. Su interlocutora -imaginaria o no- es su hija, la que supongo comprendería tantas cosas en el diálogo con su padre, el viudo de su madre.

Es un personaje que se sabe redimido por su esposa, una mujer especialísima, bella, optimista, admirada por muchos, la que él ha amado, la persona que ha sido para él una compañera y aliada imborrable e insustituible. Es una obra de arte que muestra un alma enamorada. Sin la efusividad del amor juvenil o adolescente, como podríamos leer en Romeo y Julieta. Pero con la experiencia del valor de Ana como prueba irrefutable del valor invicto e inmortal del amor. Un amor que no es merecido, pero que salva la vida de la mediocridad y del sinsentido. Yo así la he visto. Invito a que se lea. Además, son apenas cien páginas. Lo bueno, si breve...

domingo, 26 de septiembre de 2010

Imborrable


El día que nació mi hijo primogénito era un día común, normal, pasajero. El 16 de septiembre fue un día más. Aunque en esa normalidad están incluidas estas experiencias. Era un día habitual, y en el momento más inesperado, se puso en marcha su venida.

Los detalles de este acontecimiento los reservo para los íntimos, pero esto no impide que exponga alguna de las impresiones que impactaron en mí.

La primera es que los días pueden parecer sucesiones de una misma rutina, pero eso no pasa de ser un burdo engaño. El momento más importante y extraordinario está ahí mismo, agazapado, esperando cambiar la vida de las personas.

La segunda es que las cosas, cuando suceden, rompen las expectativas, las previsiones. La realidad, con su espontaneidad y su naturalidad, rompe nuestros esquemas, que al punto que las cosas pasan, se convierten en caducos. ¡Cuánto sufrimiento nos podríamos ahorrar teniendo esto presente!

La tercera es que la vida es algo sencillo, pero muy grande. Y si es así de genial, cómo ha de ser su Autor...

La cuarta es la impresión de la que todavía no me he recuperado, y de la que no me voy a librar jamás. Ni quiero.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Un día de cólera


PÉREZ REVERTE, Arturo, Un día de cólera, Alfaguara, Madrid, 2007.

http://www.undiadecolera.com/index.php

Novela - documental de unas 400 páginas, escrita con rigor histórico, en la que se narran los hachos acaecidos el 2 de mayo de 1808, cuando el pueblo de Madrid se sublevó contra el ejército de la Francia, que materialmente ejercía de potencia invasora, como ocurría entonces en media Europa.

Arturo Pérez Reverte, según parece, escribió estas páginas rodeado de un buen equipo de especialistas, con el fin de realizar una crónico lo más fidedigna posible del día que prendió la mecha de la guerra de la Independencia. Fue escrito para conmemorar el segundo centenario.

La narración es cruda y directa, y plasma de un modo notable el marasmo de indignación y anarquía con que se precipitaron los acontecimientos, el coraje de unos y la cobardía de otros. Una sublevación que acabó en una orgía de sangre. La guerra es así, y prendida su mecha, en el fragor de un combate desigual y desesperado, nada salvo la brutalidad y el fin de munición o la muerte detiene el horror.

Fue el pueblo quien se reveló contra una situación a la que los poderosos de la época querían abocar sus conveniencias y el temor a las sacudidas del huracán napoleónico. Y el pueblo lo hizo solo, casi solo, abandonado a su suerte por sus militares y políticos, y la puesta de perfil de una institución tan poderosa en ese tiempo como era la Iglesia Católica.

Quizás abundó en esa visión apasionada y romántica de un pueblo español tan inculto como indómito, tan irreflexivo como consciente de su dignidad insobornable. El mismo que un siglo y pico después se abocó a un duelo fratricida. El mismo que dos siglos después reaccionó de un modo contra la amenaza que cernió ETA sobre todos en la persona de Miguel Ángel Blanco y de otro muy distinto ante los atentados del 11 - M...

viernes, 10 de septiembre de 2010

Los sindicatos que nos hacen falta

... o los que a mí me gustaría que estuvieran hoy activos.

Vaya por delante que creo en el valor de los sindicatos. Estoy afiliado a uno desde hace más de 12 años -y llevo trabjando 10-. Son unos actores necesarios en la selva económica. Y vaya justo al lado que, al igual que sucede con los políticos, hay tanto que eliminar y mejorar en la forma de entender y practicar el sindicalismo en nuestro contexto...

Nos hace falta recuperar el valor del trabajo, sobre todo su valor para configurar a la persona. Pero salvo los sindicatos autodenominados profesionales, pequeños y aorillados por las grandes centrales, de eso no hay nada de nada.

¿Es posible defender a los trabajadores sin la necesidad de hacerse marxista? Aquí el pensamiento único es agobiante, a pesar de ser el marxismo una ideología funesta y que ha fracasado.

Hacen falta sindicatos que no sean deudores de una mentalidad decimonónica, y que se ganen el respeto de los que deberían ser sus únicos mantenedores: los trabajadores. Aquí y ahora, como son correas de transmisión del poder del Estado, sirven para mantenerse a sí mismos como grupos de presión ideológica.

Hacen falta sindicatos cuya expresión no sean los vídeos de chiquilicuatre -y su cutrerío de brocha gorda- ni la mascarada de Vistalegre -en plena mañana, cómo se nota que los liberados se lo saben montar-. Así no vamos bien...

martes, 7 de septiembre de 2010

Horizontes

Supongo que se me quedó marcado un dibujo que hice en el colegio cuando tenía 13 años, y que eso convierte a esta foto -tomada el otro día en una tórrida tarde de agosto en pleno campo de Elche- en sugerente.

Está claro que todo converge en esa claridad que aparece al fondo de la imagen, donde surge el camino a mano derecha que lleva a la vieja casona descuidada. Todo va hacia allí: arboleda, márgenes del asfalto, el triángulo de cielo azul -lástima que la cámara del móvil no pueda reflejarlo y quede demasiado lechoso-... Es más, si faltara algo, la línea blanca de la carretera lo deja muy claro: camino hacia ese lugar.

Yo sé donde va, porque lo he recorrido otras veces. Pero la instantánea me sugirió eso: caminamos hacia un lugar desconocido, el futuro. Cada uno con sus pertrechos y con sus compañeros. Y en eso gastamos nuestras fuerzas. Incluso es lo que nos da la energía y la costumbre de seguir la vereda. No hay modo de pararse, salvo en los instantes en los que tratamos de eternizar las cosas: memoria, fotos, palabras, este rincón virtual. Lo que sea para recordarnos que de la eternidad por lo menos tenemos la nostalgia y el anhelo. ¿O es precisamente este destino el que nos hace valorarlo de un modo tan especial? Porque hay incluso la promesa de poder recibirla -conquistarla nos viene demasiado grande-. Me intriga mucho.

Y todo porque en este trozo de carretera uno puede liberarse no de pedalear pero sí del solazo que cae por estos lares...

lunes, 6 de septiembre de 2010

Volver a empezar


No, todavía no he visto la película de Garci (aunque me gustaría, claro). Es que hace poco hemos cruzado el rubicón del 2010 - 2011, y como cuando se dan estos pasos hay que llegar, ver y vencer, pues allá vamos.

Lo que pasa es que César lo hizo respadado por las legiones de Roma, y aquí uno no goza del favor de tales primos de zumosol... También es verdad que el romano pudo quedarse en la Península Itálica, y que yo me ciño a lo que manda el calendario que dicta la Dirección General de Personal...

Bueno, el caso es que ya estamos metidos en harina. Y como eso es una suerte, hay que aplicar la sabiduría que da la experiencia, o lo que es lo mismo: ser inteligente.

Como parece que las cuestiones pendientes del curso anterior -y del anterior, y del anterior del anterior...- solo han sido adormecidas al albur del verano, y que no hay toda la voluntad del mundo para reconducirlas, toca navegar en medio de la tormenta, y rentabilizar esfuerzos y experiencias que están por venir. Que ya han comenzado.

Hoy iré por el camino de la reducción al absurdo de aquello que si es señalado y escrito, es desenmascarado y puede perder su aparente fascinación. Así, no vale la pena:

* Perderse en aquellas ocasiones de crítica destructiva.
* Ensañarse en conflictos personales encubiertos en diferencias de criterio profesional.
* Pensar que todos tienen que estar de acuerdo conmigo o que es muy interesante todo lo que hay que decirles.
* Olvidar que lo bueno no es noticia, y que sobreabunda si se sabe mirar para ver.
* Dejar pasar las ocasiones de sumar y de aportar.
(Se aceptan sugerencias de ocasiones fútiles)

No han llegado todavía los alumnos, así que todo esto para llevar lo mejor posible las tareas de organización y adecuación de los recursos para ellos.

Mi cole me gusta, y hay gente muy hábil. Aunque hace falta dejar de perder el tiempo en cosas que no valen la pena. En ello estamos.

domingo, 5 de septiembre de 2010

La princesa prometida


Otra historia interminable. Ficha de la película.

Encantador cuento infantil - juvenil. Ambientado en un entorno medieval, narra una historia en la que aparecen muchos de los elementos de la tradición caballeresca: amores verdaderos entre príncipes, pócimas, hombres malvados, gigantes, luchas a esgrima, trato cortés, venganzas y envidias...

Su textura está algo pasada de moda. Sus 23 años de edad no pasan en balde. Eso la convierte en un clásico de este tipo de cine, donde aparece la pasión por los cuentos de hadas y su clara exposición de las grandes utopías y las grandes aventuras del hombre sin las mezquindades de los relatos en los que los protagonistas están de vuelta da todo. Más aún, creo que la hace de obligada visión para todos los que quieren darse una vuelta por los tópicos medievales del cine y de los cuentos.

La película se ve con mucho gusto, y vale la pena recrearse en ese lado infantil que a uno le queda y que estaría bien cultivar con esmero. Al estar mucho tiempo con los niños uno se da cuenta de los aderezos y los parapetos que uno se va construyendo con los años, y que ponen difícil ser lo más auténtico que uno fue o es.

Capítulo aparte merece la banda sonora. Compuesta por el gran Mark Knopfler, es una auténtica delicia. Nueve minutos y pico para disfrutar...


Videos tu.tv



Para todos los públicos, sobre todo los que creen en las cosas auténticas. Para quienes desean recrearse con personajes estereotípicos y muy entrañables.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Un pequeño cambio


Ficha de la película.

Otra comedia romántica más para el zurrón... Con todos sus ingredientes, vamos. Agradable y olvidable, pero supone una hora y pico de cine que distrae y entretiene.

Lo mejor son los diálogos entre el niño y el padre, que parecen sacados de otra película más sentimental y original.

Sin muchas pretensiones, creo que es una opción válida para pasar un rato de cine. Porque en estos cuentos de hadas para mayores siempre hay un buen final para irse con buen sabor de boca.