Pero lo que está claro es que el mismo de hoy del pesebre, el que van los pastorcillos a adorar, el que besamos los católicos estos días cuando vamos a la iglesia, es el mismo de la incomprensión y de la muerte cruel en la cruz. Curiosa paradoja, que un genio de la música española supo expresar de un modo genial en un villancico señero: Niño Dios d'amor herido, de Francisco Guerrero, siglo XVI.
(dejo debajo la letra para ir perfilando las cadencias del magnífico coro Alonso Lobo de Cuenca al tiempo que se comprende un mensaje que no puede deajr frío más que a quien haya perdido la magia)
Niño Dios d’amor herido,
tan presto os enamoráis,
que apenas avéis nasçido,
quando d’amores lloráis.
En esa mortal divisa,
nos mostráis bien el amar,
pues, siendo hijo de risa,
lo trocáis por el llorar.
La risa nos á cabido,
el llorar vos lo aceptáis,
y apenas avéis nasçido
quando d’amores lloráis.
2 comentarios:
Qué bárbaro... esta versión es impresionante. Gracias por ponerla.
Cuanta razon tienes...
Desde luego es bonita la version, de las mejores que he oido. Buscare mas sobre este coro. Gracias
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