martes, 4 de marzo de 2008

¿Qué salvar de cómo el mundo está montado?



A veces somos demasiado pesimistas. Así lo creo. Por ello, y quizás a riesgo de parecer ingenuo, me parece bien creerlo, dado que de algún modo nos ennoblece que lo vivido u observado se nos quede pequeño para lo que mora en nuestro interior. Si no estuviéramos concebidos para lo mejor, ¿por qué habría de molestarnos muchas de las cosas que nos hacen la vida un poco peor?...

Por eso a veces me resulta complicado escribir sobre el estado de la situación si de globalización trato. Las cosas han estado siempre mucho peor, que le pregunten a nuestros padres y abuelos y contarán con agrado mucho de esto. No obstante, la conciencia de que hay mucho por hacer es tan viva que parece que las cosas van acelerando hacia el desastre... Apocalípticos nunca faltan.

Quizás el quicio por el que voy abriéndome paso entre la espesura de datos cruzados e ideologías antagónicas es que la clave es la antropología, el hombre, los hombres. ¿Qué idea de la condición humana hay detrás de todo? La visión del hombre de cada uno es el camino para acceder a la entraña de cada propuesta, juicio o modo de obrar.

Pero es obra de envergadura, porque lo esencial hay que saber leerlo. Seguiremos tratando sobre el particular...

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