El pasado día 29 de diciembre me dí prisa por terminar de leer la Carta encíclica de Juan Pablo II
Centesimus Annus -en el centenario-, la última encíclica social del pontífice.
Con motivo de la eterna empresa de terminar la tesina, me las tuve con texto lleno de referencias al mundo actual, asuntos muy interesantes.
Básicamente trata de explicitar la fecundidad de un texto publicado en 1891, la
Rerum Novarum, por
León XIII, entendido como el primer escrito oficial de un Papa sobre la cuestión social. Hecho esto, trata de dar un repaso a esta cuestión, que hoy -en 1991, cuando fue escrita, pero hoy 2009 muchísimo más- tiene relevancia mundal, global.
La encíclica es un canto a la dignidad del hombre, a su defensa como realidad fundamental en torno a la que debe girar la economía y la cultura, en abierta dialéctica con algunas ideologías que no respetan dicha condición: entiéndase el socialismo real, los totalitarismos, los fundamentalismos, el capitalismo libertal desprovisto de controles púlibos y privados
, el belicismo, el nacionalismo, etc.
Se comenta que
Juan Pablo II, en la hora de su muerte, estaba trabajando en otra encíclica sobre la globalización económica. Sea o no cierto, este es el útimo gran texto de su magisterio sobre la cuestión económica, y 18 años después hay cosas que tienen mucha enjundia...
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