jueves, 24 de junio de 2010

Gestionar la importancia de las cosas


La verdad es que me asaltan varias impresiones sobre la realidad que percibo, y creo que el título de este post puede calibrar lo que me interesa compartir.

Todos los días veo las noticias, o las escucho, o las leo. Y hay una tendencia que creo bastante inevitable. Las realidades más terribles, las más graves, aparecen pocos segundos antes o después de las más frívolas, las más intrascendentes. Y se dicen en un tono muy similar. Uno puede abrir un telediario afirmando que en agosto en el sur de España hace calor y acto seguido da las cifras de paro o apunta que en la guerra de Afganistán ha habido un montón de muertos. Opino que todos creemos encontrar que no está en el mismo plano, pero creo que en el fondo nos hace más difícil calibrar el valor que tienen los acontecimientos.

Por otro lado, el régimen de vida que seguimos por estos lares hace difícil la reflexión reposada, la consideración de todo lo que nos pasa, la contemplación de lo que pasa a nuestro alrededor. Vamos corriendo, pero cuando uno está corriendo todo el día pierde tacto para pararse y apreciar lo que nos pasa, y las consencuencias de nuestros actos y omisiones.

Hoy es un buen día para romper con esta cadena, para montarse la vida de tal modo que no haga falta correr siempre, para considerar que deben crecer los tiempos dedicados a loque de verdad cuenta. Que para distraerse siempre hay actividades y propuestas múltiples.

¿Qué hay más importante que tu familia?

Quizás esto lo pienso también porque llevo dos días tratando las notas con los padres de mis dieciocho alumnos. Cosas del final de curso.

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