viernes, 21 de marzo de 2008

El hereje

MIGUEL DELIBES, un clásico de nuestra literatura contemporánea, escribió en 1998 esta novela histórica, ambientada en Valladolid, cuando era la capital de las Españas, en nuestro siglo XVI.
La trama tiene carácter biográfico; narra las peripecias de un tal Cipriano Salcedo, nacido en 1517, el mismo año en que Lutero clava sus famosas 95 tesis contra las indulgencias en la iglesia de Wittenberg.
Comienza con la historia de su padre, que sirve de preámbulo para encuadrar su compleja infancia. La historia es bastante lineal, escrita en un lenguaje elegante, descriptivo, bello en su sobriedad.
El interés recae en varios temas, que son un fondo primordial para el lector:
* La libertad de conciencia, en abierto contraste con la pasión -descrita como algo de necesidad para su contexto- homogeneizante de la sociedad castellana y española.
* Hay relaciones humanas incompletas, frías, extrañas: el niño con su padre, con su nodriza, con los compañeros del hospicio, con su esposa, con los compañeros del conventículo luterano...
* La herejía, el camino hacia ella, enfocado como una vía no forzada, como una evolución de su conciencia religiosa, que había quedado cegada antes.
* El interés del hecho religioso, de la conciencia creyente como instancia en la que las realidades supremas de la vida se la juegan. Cuando eran los teólogos los que hacían mover las políticas, porque la cosmovisión marcaba la acción, porque no todo era lo mismo en estos niveles.
* El marco que marca, pero que las personas hacen humano a través de sus grandezas y de sus miserias, el valor de algunas cosas, la conciencia como determinación última de la propia justificación, como instancia incondicional.

No se trata del libro del año, pero la lectura ha sido grata. Una novela histórica donde no es la trama la que te empuja, sino que deja leerse despacio, con serenidad, sin apabullar. Aunque tampoco sin conmover. Eso sí, una obra bien escrita, para aprender buen español.

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