domingo, 26 de octubre de 2008

La culpa


El detonante de esta entrada han sido las declaraciones de Gaspar Llamazares, el ínclito doctor en Medicina -a pesar de lo cual no firmaría una declaración de un grupo provida-, al dejar su cargo de coordinador general de Izquierda Unida. He escuchado en la radio que "él no se sentía culpable de la debacle porque no es cristiano".
Me ha dolido, porque ha identificado cristianismo y sentimiento de culpa. ¿Algún problema biográfico? ¿Dogmatismo anticristiano?
Pero quiero aclarar algo:
1. La culpa es una experiencia derivada de la evaluación negativa de uno mismo, cuando el recuerdo de una mala acción o de un daño causado provoca un sentimiento de malestar y pesar.
2. Es verdad que alguna mala interpretación del cristianismo ha fomentado ese sentimiento para provocar el temor y por éste el dominio de las conciencias.
3. Pero el cristianismo no es una religión pesimista, pues profesa que si bien el hombre tiene necesidad de salvación, ésta se ha hecho realidad con la fuerza y el amor de Dios, revelado en Jesucristo. Por su efecto benevolente, el hombre puede cambiar, puede haer el bien, puede ordenar el mundo según el proyecto original de Dios.
4. La culpa es una amenaza para un hombre cuya ley suprema son los sentimientos autocomplacientes. Además, a veces nos duele comprobar cómo hay personas que se atormentan por un pasado que ya no pueden cambiar.
5. Por eso, y sin relativizar el poder del mal, el cristianismo no es la religión de la culpa: es la religión de la esperanza, pues contando con todo lo malo que hay, la mirada de Dios es salvadora. Otra cosa es que prefiramos ser ciegos... nosotros.

Es triste comprobar cómo personas con prestigio y funciones importantes en la vida social adolecen de complejos antirreligiosos, equivocándose de medio a medio

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