sábado, 21 de febrero de 2009

La familia (III)


Como tercera entrada de la serie familia, siguiendo el hilo que comencé el 21 de noviembre y seguí el 27 de diciembre, entiendo oportuno expresar un asunto cada vez más evidente: la función de la familia como célula de la sociedad.

Sin temor a exagerar, creo que el estado de la institución familiar en una sociedad es un factor decisivo, visto desde el plano social. No solo en tanto que es una unidad de funcionamiento elemental, al nivel que queramos -económico, afectivo, domiciliario, educativo-, sino además en cuanto que hay funciones que si no realiza la familia, no se realizan. Así de sencillo. Y las carencias permanecen, acaso rellenándose con otro tipo de sucedáneos que desnaturalizan, que las encubren.

Desde mi atalaya profesional compruebo cómo también el estado de las familias condiciona gravemente la biografía de los individuos. Y no solo para bien...

Hemos de cuidar su estado, y no sé si tener miedo o pereza a la hora de favorecer su fortalecimiento es una opción. Creo que hemos de dar valor a las instancias intermedias entre el individuo y el poder. La familia sí importa.

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