miércoles, 2 de junio de 2010

Rectificar


Dice así el diccionario de la RAE:

(Del lat. rectificāre; de rectus, recto, y facĕre, hacer).

1. tr. Reducir algo a la exactitud que debe tener.

2. tr. Dicho de una persona: Procurar reducir a la conveniente exactitud y certeza los dichos o hechos que se le atribuyen.

3. tr. Contradecir a alguien en lo que ha dicho, por considerarlo erróneo.

4. tr. Modificar la propia opinión que se ha expuesto antes.

5. tr. Corregir las imperfecciones, errores o defectos de algo ya hecho.

6. tr. Electr. Convertir una corriente alterna en continua.

7. tr. Geom. Hallar una recta cuya longitud sea igual a la de una curva dada.

8. tr. Mec. Mecanizar una pieza con el fin de que tenga sus medidas exactas.

9. tr. Quím. Purificar líquidos por destilación.

10. prnl. Dicho de una persona: Enmendar sus actos o su proceder.


Dicen que es tiempo de rectificar para nuestro presidente del gobierno. Un ex, Felipe, le ha puesto a caldo, llamándole necio de un modo sibilino, porque algunos lanzan dardos y el peor fuego siempre es el amigo -que se lo pregunten a Bono, si se confirma la tesis de que lo que tiene se lo están montando para eliminar cualquier alternativa a Don José Luis-.

No sé muy bien la acepción que debería corresponderle a lo que está últimamente teniendo que hacer nuestro amado líder, obligado por las circunstancias y por las exigencias insoslayables de quienes mandan...

Pero el caso es que la fuerza de los hechos está haciendo que vayan siendo cada vez más los que piensen que este señor nos ha estado vendiendo una moto, y que los discursos cursis están bien, pero que en el fondo gobernar es saber anticiparse a las consecuencias de las decisiones que hay que tomar, y que por mucha campaña de imagen que se haga, los refranes trabajan: se puede engañar a unos cuantos todo el tiempo, se puede engañar a todos durante un tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo.


Nota al pie: rectifica no porque sienta que se ha equivocado, sino porque no puede hacer aquello que dice: no dejes que al realidad te estropee una buena consigna. Son los excesos de quien se cree con patente de corso en el terreno de la ideología. Si su camino de vuelta hacia el sentido común y el proyecto compartido por casi todos los que creemos en España es por convencimiento personal, olé. Que conste.

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