viernes, 10 de septiembre de 2010

Los sindicatos que nos hacen falta

... o los que a mí me gustaría que estuvieran hoy activos.

Vaya por delante que creo en el valor de los sindicatos. Estoy afiliado a uno desde hace más de 12 años -y llevo trabjando 10-. Son unos actores necesarios en la selva económica. Y vaya justo al lado que, al igual que sucede con los políticos, hay tanto que eliminar y mejorar en la forma de entender y practicar el sindicalismo en nuestro contexto...

Nos hace falta recuperar el valor del trabajo, sobre todo su valor para configurar a la persona. Pero salvo los sindicatos autodenominados profesionales, pequeños y aorillados por las grandes centrales, de eso no hay nada de nada.

¿Es posible defender a los trabajadores sin la necesidad de hacerse marxista? Aquí el pensamiento único es agobiante, a pesar de ser el marxismo una ideología funesta y que ha fracasado.

Hacen falta sindicatos que no sean deudores de una mentalidad decimonónica, y que se ganen el respeto de los que deberían ser sus únicos mantenedores: los trabajadores. Aquí y ahora, como son correas de transmisión del poder del Estado, sirven para mantenerse a sí mismos como grupos de presión ideológica.

Hacen falta sindicatos cuya expresión no sean los vídeos de chiquilicuatre -y su cutrerío de brocha gorda- ni la mascarada de Vistalegre -en plena mañana, cómo se nota que los liberados se lo saben montar-. Así no vamos bien...

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