En él se expone que en España en 2009 ya hay más funcionarios, unos tres millones y medio, que empresarios y profesionales autónomos. El dato es muy curioso, y me lleva a pensar varias cosas.
1. ¡Qué tamaño tiene el Estado en sus diferentes Administraciones! Con razón nos cosen a impuestos... ¿Son todos necesarios? Porque creo que solo debe haber los que sean necesarios...
2. ¿Qué pasa con el espíritu emprendedor? Sin esta capacidad de iniciativa, de riesgo, de lanzarse a invertir en producir bienes y servicios, la sociedad entra en la pereza, el acomodamiento, en el paternalismo.
3. Según apunta, se está incrementando sustancialmente el grado de candidatos a plaza; los jóvenes españoles son muy cercanos a la sensibilidad de puestecillo -y sueldecillo- segurete; aunque las aspiraciones de crecer y buscar uno su futuro, "qu

4. ¿Qué perspectiva educativa esconde? ¿Se fomenta poco la iniciativa, la creatividad, el valor del trabajo y el esfuerzo personal? ¿O es que no se puede llegar a esto porque los docentes -funcionarios, jeje- estamos en otra cosa? ¿O es que estamos trabajando en precario y nuestro sistema educativo cada vez es menos educativo y más asistencial?
Lo que está claro es que vivimos en un mundo en el que todo cambiará mucho y muy deprisa, que la capacidad de reciclarse, de renovarse, de estar al día, será una de las más necesarias para progresar personal y socialmente. Pero también que sin iniciativa empresarial, sin ese ánimo intrépido del que observa y arriesga porque ha descubierto que él puede ofrecer algo mejor a la sociedad de lo que hay, y que con eso piensa ganarse la vida y quizá poder dar trabajo a otros, nos faltará algo...
El empresario no es el malo de la película -a pesar de lo que piensan los progres, que son también en gran medida funcionarios-; hay empresarios de todos los tipos. Pero en nuestras sociedades hace falta gente así, que sabe encontrar necesidades y ganarse la vida satisfaciéndolas.