sábado, 21 de febrero de 2009

La crisis es política, y por serlo es moral.


Estamos inmersos en varias crisis, entendidas como procesos de cambio en los que lo viejo y lo nuevo pugnan por pervivir y hacer historia. Se habla mucho de la crisis económica, pero tengo un maestro que me lleva a profundizar: hay una crisis política y cultural, que en el fondo es moral, de aúpa.

Estoy interesado en la política, la nacional y la internacional, fundamentalmente. Pero ello me lleva hoy a desconfiar profundamente de casi todos los que forman parte de la casta que nos gobierna. A saber:
* De nuestro presidente solo se puede esperar que luche por su propia supervivencia, amparado en el BOE, en la rapiña nacionalista, en la corte mediática y en esa pobreza ideológica que trasluce en aparente superioridad moral de la izquierda.
* Del primer partido de la oposición y su líder solo se puede esperar que supere sus complejos ideológicos, que aclare la estructura de su proyecto para España, que sepa gestionar sus procesos internos.
* De los nacionalistas, poco más que el modo de articular su ansia desbordante por desangrar la nación que les da de comer... y de beber.

Me inclino a pensar que necesitamos una profunda renovación de nuestros partidos políticos. Que hay que empezar a votar según convicciones y no como los que están quieren que lo hagamos. ¿O no?

No hay comentarios: