sábado, 7 de marzo de 2009

Familia (IV): Atomismo social.


Seguimos con aportaciones y perplejidades, en este caso referidos a la familia. Leí esta expresión en Ser Audaces, un blog que suelo seguir. Me llevó a la obra de Charles Taylor, un filósofo canadiense, vivo, caracterizado por tender puentes entre diversas capas del saber.

El caso es que una de sus aportaciones fundamentales al estudio sobre el hombre y al cultura occidental es la del individualismo atomista, como consecuencia del proceso histórico e ideológico.
Expresa que a través de nuestra evolución cultural hemos creado un yo, un individuo, desvinculado de sus tradiciones, reacio a seguir en la senda de su tradición religiosa y cultural. Esto para construir el hombre nuevo, amparado en su afán de hacerse a sí mismo en contraposición con el resto de personas y realidades, que solo serían medio para el propio crecimiento.
Ahí entronca el reinado de los deseos, el sueño de una libertad sin responsabilidades, la concepción de los derechos de los otros como límites a los míos, la no conveniencia de vínculos que trasciendan nuestra conveniencia presente...

De ese modo, se genera una sociedad atomizada, en la que lo sustantivo son los diversos individuos, y los demás y las relaciones con ellos son meros medios de realización. ¿Extraña que hoy fracasen tantos proyectos familiares? ¿Extraña que hoy los pretendidos derechos de unos (la mujer en estados incipientes de gestación) vengan a socavar los derechos de otros (el que anida en su interior) y esto sea el summum de la liberación y del progreso?

Somos hijos de nuestro tiempo, pero creo que debemos trascender en la medida de nuestras posibilidades aquellas aberraciones que quiebran nuestra propia humanidad. Me arriesgo a ser políticamente incorrecto, pero creo que hace falta un vuelco conservador para salvar lo mucho de sano y de santo que hay en nuestras raíces culturales y religiosas. Aunque no todo, pues la historia debe ir hacia delante.

Pero nos hace falta a todos mucha familia verdadera. Que se lo pregunten a la inmensa mayoría de los hijos de relaciones rotas.

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