De tanto ver comedias románticas –de cuyo género este largometraje lo tiene todo en cuanto a tópicos-, uno ya prevé mucho de lo que pasará.
Asuntos curiosos bien pueden ser ver en casi todos los planos a Cameron Díaz –se le nota la edad aunque esté en plena forma-, una visión de USA con todos lo que ya parecemos conocer, tal como NY, Las Vegas, la Bolsa, etc.
La película comienza con un ritmo frenético, y a veces es tan típica que parece ser una parodia de sí misma...
Tiene un forma de plantear los temas al revés, como gracia peculiar: la pareja lo primero que hace es casarse, y a partir de ahí comienza todo.
Demasiado previsible; aun habiendo gracietas que arrancan la sonrisa, no pasará a la historia como la película que merece la pena volver a ver. Para fans de la Díaz, o del guapo Ashton Kutcher.
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