sábado, 5 de julio de 2008

La cultura de la vida


Son tiempos duros para quienes creemos en el valor trascendente de la vida humana, de toda vida humana: desde su concepción hasta su fin natural.
Ya sé que eso supone colocarse muy a la derecha en el espectro político, pero eso no deja de ser una etiqueta que los poderosos colocan para poder gestionar las encuestas de opinión...
¿Acaso no es lo más digno defender lo más valioso de quien es más débil? ¿O no hay otra salida? ¿Dónde están las infinitas ayudas a las personas en situaciones límite? Me cuesta creer que la salida más progresista a situaciones de sufrimiento sea provocar la muerte. ¿No es cruzar una línea roja legalizar un modo de matar?
Lo siento, pero el aborto y la eutanasia suponen la muerte de seres humanos, como la pena capital. Y hoy el partido del gobierno en España, el que supongo quiere mi voto, apuesta por esto: yo me apeo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

En este tema no puedo darte la razón amigo mío, respeto tu opinión pero no la comparto, yo siempre eligíría el derecho a morir dignamente cuando la otra opción es vivir indignamente.este tema es tan relativo como el de la peli gone, baby, gone, uno de los derechos humanos, si no uno de los más importantes, debería ser el de poder decidir qué hacer con tu propia vida, por ti mismo y por los demás.

Pedro Cubero Villalba dijo...

Muchas gracias por tu opinión. Ciertamente es una cuestión fronteriza, y en ocasiones las cosas nunca estarán completamente claras. La clave creo yo que está en la primera frase de la entrada, aparte de otra cuestión poderosa: si el valor de la vida humana no es incondicional, ¿cuál lo es?
Lo que no quiere decir que no haya que tratar por todos lo medios una muerte digna, como colofón de uan vida digna. Apostar por abrir la puerta a la muerte buscada me rechina, y creo que es un fracaso colectivo. Pero así son las cosas...