sábado, 22 de noviembre de 2008

Casi 30 años


El próximo 6 de diciembre se celebran los primeros treinta años de nuestra Constitución de 1978. Para entender mejor lo que significa, es el texto fundacional de nuestro régimen político. Con mi edad, es el único sistema que he conocido en directo. Lo demás ha sido a través de los libros de historia, por decirlo de algún modo.

Los que me conocen saben que detesto los nacionalismos reginonalistas que campean por estos lares. En parte por aquello de que suponen un gasto inútil: en fondos, en energías colectivas, en preocupaciones fútiles. En parte porque una nación es una comunidad humana unida por valores morales y por una vida en común; una forma inteligente de organizarse, en la que el esfuerzo de todos ayuda al conjunto.

Hoy en día vemos, veo, que nuestra vida en común como españoles no impone una forma unívoca de serlo, respeta las identidades variadas como pocos lugares en el planeta tierra, y constituye una gran aventura.

Soy moderadamente pesimista, porque abundan demasiado los que permanecen impasibles ante tipejos como los de la foto de ahí arriba... ¡Qué provincianos podemos llegar a ser!

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