sábado, 6 de diciembre de 2008

El niño con el pijama de rayas


John BOYNE; Salamandra, 2008.

La novela que en estos momentos está encabezando las listas de ventas en ficción cayó en mis manos casi casualmente. La tomé prestada sin permiso... Pero ya la he devuelto.

Es una novela escrita en un lenguaje directo y sencillo. En un par de horas de buena lectura puede estar terminada, lo que la hace muy accesible y recomendable desde edades adolescentes...

Está escrito desde el punto de vista de Bruno, un niño berlinés, hijo del militar que es máxima autoridad en el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau. La acción se desarrolla en 1942.

Pero la facilidad de lectura no la hace pueril; todo lo contrario. La forma de narrar estos hechos terribles, por un niño que solo percibe una parte de la realidad, enmascarada por todos cuantos o bien sufrían el horror y no deseaban compartirlo o bien no dejaban que se les cayera el velo de los ojos para ver lo que en realidad se hacía.

Una historia llena de sensibilidad y melancolía, encarnada en esa tierna y desigual amistad que se traba entre Bruno y Schmuel, el niño que vive al otro lado de la alambrada. El final del libro lo hace inolvidable, conmovedor.

Hoy Bruno y Schmuel tendrían 78 años de edad. Dentro de algunas décadas no será posible encontrar supervivientes de esa pesadilla que supuso la ideología nacionalsocialista para Europa y el mundo en el siglo XX. Estas obras, como El pianista de Polanski, La lista de Schidler de Spielberg o La vida es bella de Begnini, nos acercan a una realidad terrorífica; unos hechos que muestran que unas ideas equivocadas traen consigo consecuencias funestas.

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