lunes, 27 de abril de 2009

La cuestión de nuestro tiempo


Cada vez lo tengo más claro: la globalización es la cuestión de nuestro tiempo. O dicho en palabras de Friedman: la tierra es plana, la distancia es cero. Las cuestiones tienen una dimensión mundial. Con una velocidad pasmosa, ya sean las hipotecas subprime o las gripes porcinas. Se proyecta que de un modo muy sencillo nos afecta de modo directo aquello que sucede a miles de kilómetros de distancia, que todo lo más son día y medio de viaje...

Pero esto, que es algo novedoso en la historia de la humanidad, adolece de un planteamiento fuerte en materia antropológica: necesitamos un paradigma social y antropológico para afrontarlo con garantías. A veces ignoramos lo que en realidad somos, o cómo estamos formados, y para ello nos lanzamos hacia delante. ¿A dónde vamos? Creo que es un momento para las ideas que resuman, que den sentido, que aúnen voluntades para construir un proyecto de humanidad. En el campo que miremos se hace necesario compartir estos destinos. ¿Sobre qué principios y prioridades? Si le preguntamos a los magnates del mundo de las finanzas, lo han tenido claro a lo largo de los felices 2000...

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