sábado, 26 de septiembre de 2009

Sentirse maestro


Hay que superar las pegas que tiene mi trabajo, pues todos los trabajos las tienen, y este no iba a ser menos... El caso es que trabajar en algo que a uno le gusta es uno de esos privilegios que puede ofrecer la vida... Sentirse maestro ayuda, pues aunque los conflictos deben saber gestionarse y los tiempos actuales están salpicados de malas decisiones organizativas y de familias un tanto desorientadas, hace falta corazón para afrontar a esos niños y niñas, ese grupo, que espera a alguien que les guíe, que busque llenar sus inteligencias de contenido.
Este curso creo que puede servirme de mucho, porque es el año en el que toca recuperar sensaciones... Y en ello estoy.
El viernes, en el MARQ, viendo la exposición La belleza del cuerpo, disfruté mucho del tiempo con ellos; me da elementos para mejorar la respuesta. Observar para poder ayudar a los niños mejor. Porque deseo hacer un buen trabajo, y la ilusión es un valor que crece al compartirlo. Por eso lo cuento, para que no todo sea crisis de la enseñanza... Seguiremos contando.

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