viernes, 12 de febrero de 2010

Contextos claros

Aprovechando las incidencias del calendario, en vísperas de Cuaresma, Don Carnal y los compañeros afines a tales movidas embarcan a los coles en la celebración de una especie de festivalillo carnavalesco. El Viejo Rodolfo no podía quedar a la zaga de las "nuevas corrientes" pedagógicas de inclusión de madres y tías -en esto los padres y tíos, mucho más los abuelos son más decorosos- en la marcha habitual de las clases. Esta semana ha habido por los pasillos decenas de pseudoprofesoras ayudantes de vestuario, porque algunos compañeros han solicitado que vinieran al colegio -en horario escolar, claro- para confeccionar los trajes al uso.

Estos hechos me han servido para que me vaya quedando cada vez más claro que nuestra querida escuela da mensajes contrapuestos. Por un lado nos quejamos con razón de las carencias de los alumnos en madurez. Por ese mismo lado nos fastidia comprobar que para sus familias la escuela no sea tanto el lugar de aprendizaje y formación y de socialización secundaria -contrapuesta al entorno inmediato que es la familia- sino un espacio y un tiempo donde les sujetamos a sus niños para que ellos y ellas puedan trabajar o vivir (como dice la canción del Hormiguero).

Pero luego los tenemos dentro para cortar cartulinas o para hacerles fotos, en horario de clases. Luego, claro, vienen las intrusiones... Hoy le preguntaba una madre a otra madre dentro de una clase de mi cole: "Oye, ¿por qué dejan a tu hijo sentado solo? Algo habrá hecho..." Claro, luego le preguntaba la madre del 'separado' a la maestra: "Oye, ¿por qué mi niño está sentado solo?..." Mientras, la maestra trataba de poner un poco de orden con los alumnos, también los hijos de esas madres...

Los contextos han de estar claros: las familias, en casa; mandando al colegio a sus hijos, con modales, educados y motivados en general hacia el trabajo escolar, bien seguros de lo que tienen que hacer en el colegio (básicamente atender y obedecer a sus maestros y portarse de modo civilizado). Los profesores, en el suyo, el colegio, enseñando bien los contenidos (vamos, las competencias, que se note que estamos al día...) que toca, sabiendo extraer lo mejor de cada niño y puliendo sus defectos.

Si los maestros se meten en qué especias debe tener el pollo marinado que hace la madre y la madre en qué lugar deben ocupar sus niños en clase, viene la confusión. Esto no quiere decir que no haya colaboración, sino que la colaboración consiste precisamente en eso, que cada uno haga su trabajo bien.

2 comentarios:

Mónica dijo...

Ahí queda eso...! Muy bien compañero. Se puede decir más alto, pero no más claro. Es tan lógico...., por qué será tan difílil de entender?

vitaminadelluna dijo...

Totalmente de acuerdo. En mi colegio sucedió algo parecido, con un descontrol increíble,... caótico, y todo porque las famílias no saben estar en su lugar. Una pena.
¡Un saludo, compañero!
Laura.