viernes, 27 de agosto de 2010

¿Dónde vas, Alfonso XII...


... dónde vas, triste de ti!?

Digo que muchas veces nos pasamos pensando en qué podría ser para que fuera mejor, o en qué parte de mi pasado trunqué un hipotético camino que iba ineludiblemente hacia el éxito...

Pues no. En estos tiempos tardoveraniegos hace falta dejar de buscarse escapatorias y dejar de perderse en esas ensoñaciones como si fueran algo más que eso, ensoñaciones.

Septiembre es tiempo de ponerse manos a la obra, cada uno en sus cosas, y escapar del ¿y si...? De saber cuáles son las gracias de su vida, y de pelear por ellas con lo mejor que uno es y tiene.

No te afanes tanto en lo bien que estaría tener un coche más rápido o más grande, o más nuevo. Piensa lo hermoso que es disponer de tu coche. Así con tu trabajo, con tu carácter...

En esta época culminante de mi vida tengo la sensación de que es el momento en que hay que dejar de buscar evasivas, y que está al alcance de mi mano aprovechar lo que soy y tengo para vivir y facilitar la vida de quienes me rodean.

Por eso, y si le sirve a alguien que lo coja, creo que no hay que lamentarse por lo mejor que no ha sido, sino empezar a poner en práctica ese proyecto personal de vida que ayuda a dar sentido a lo que se vive.

Llega septiembre, y los niños al colegio. Pero espero que no se sufran síndromes postvacacionales, sino que se apuren las oportunidades que da la vida para caminar y hacerlo con valor y con alegría. Creo que esto se puede resumir con éxito, con inteligencia, con sabiduría. ¡Menudo proyecto! ¡Ilusiona!

1 comentario:

mapasyfaros dijo...

Muy sencillo y muy bien explicado. Estoy totalmente de acuerdo contigo: lo hermoso es disfrutar de lo que se tenga, alegrarse por lo que se tiene y, sobre todo, por lo que se es.
Un abrazo,
Laura.