sábado, 14 de agosto de 2010

Esclareciendo actitudes


La verdad nos precede, funda y alimenta mientras que la libertad es el camino para ir hacia la verdad y hacia la creatividad que Dios nos ha encargado. Sin verdad abierta para todos en igualdad no hay libertad para todos sino solo para quienes tienen en cada caso el poder. Sin libertad la verdad se convierte en la tiranía de quienes en un momento se apoderaron de ella.

La labor de los que se dedican a la teología, amén de desentrañar y ordenar la fe, pueden aportar elementos de juicio para situar las actitudes ante el conjunto de la fe y la serie de síntesis culturales a las que da lugar. Esto es muy importante, pero más aún en estos tiempos de crisis cultural, cuando la inmensa cantidad de información -muchas veces contradictoria- se suma a una insana dosis de relativismo -el todo depende del color con el que se mire-.

En este blog siempre he tratado de justificar que las raíces de nuestra forma de vivir, actuar, pensar y morir, nuestra cosmovisión occidental, tiene un evidente fondo religioso -¿acaso es posible un fondo cultural sin referencia a lo que trasciende nuestra realidad?- aparejado con otras aportaciones nacidas del mestizaje cultural.

Occidente nace de la teología cristiana, del pensamiento griego y del derecho romano. Con sus luces y sus sombras. Además, por su propia riqueza intrínseca, el cristianismo sigue siendo una de las fuerzas vivas que dan sentido a las vidas y las sociedades actuales. No obstante, llevamos un tiempo, cuestionando este valor.

Me ha gustado leer el artículo titulado Ante el cristianismo, que publica hoy en ABC y que firma Olegario González de Cardedal, teólogo señero de la Universidad Pontificia de Salamanca. Su lectura es interesante, porque sistematiza la cuestión de cómo ven el cristianismo -su fe y la forma de vida que deriva- quienes no participan de él. Él ve las siguientes:

1. Retorno al precristianismo, considera que una razón humana, que contraviene y se convierte en criterio para nuestros primitivos instintos animales, y una revelación que piensa el mundo y el hombre a la luz de su origen y meta, refiriéndolos a un Dios creador, han de ser superadas.
2.
Acristianismo. Mientras que la anterior reclama un nuevo comienzo frente a la moral y religión que han existido en Occidente hasta hoy, ésta se instala en el presente y propone un proyecto de vida como si el cristianismo no hubiera existido ni hubiera aportado algo a la conciencia humana que fuera irrenunciable.
3. La tercera actitud no se contenta con poner el cristianismo entre paréntesis, dejándolo de lado, sino que se dirige frontalmente contra él, negándole verdad teórica, ejemplaridad moral, eficacia social y fuerza para ser fermento de la sociedad. Es el anticristianismo.
4. La cuarta forma no es agria y agresiva como la anterior, al considerar el mensaje cristiano como un ultraje para la vida humana y una fuente de esclavitudes. Ésta le reconoce su capacidad de creación cultural, de proyectos morales, de motivación de la vida humana para ponerla al servicio de los demás, en trabajo de vida y en riesgo de muerte. Pero considera que todo esto no deriva de una revelación divina de Dios en Cristo, de la potencia sobrenatural de quien predicó el reino de Dios y resucitó enviando el Espíritu Santo a su iglesia para que la ilumine y guíe por los siglos, sino que es fruto de una fase cultural de la historia de la humanidad. La llama
poscristianismo.

El artículo puede leerse entero pinchando en este enlace. Lo recomiendo para quien quiera hacerse una idea clara de la cuestión. Lo escrito en azul está recortado del artículo...

Por cierto, destaco una frase. La que está al principio de este post. Es lapidaria, y viene a poner en solfa la dictadura del relativismo. ¿Qué es eso? Para eso, uno tiene google y puede investigar...

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