martes, 22 de enero de 2008

Cerca de los treinta y uno

La imagen de la M31 (objeto Messier 31) o galaxia de Andrómeda, el objeto más lejano que el ser humano puede ver con los atributos (descontemos la inteligencia esta vez) que la naturaleza le concedió me ayuda esta vez a celebrar que el próximo 13 de febrero, festividad de san Benigno, cumpliré mis primeros treinta y un años de edad.

En estos años, mirando un poco hacia atrás, he tenido el honor y la suerte de ir jalonando días y noches con infinidad de presencias y ayudas varias que han hecho de mi vivir una experiencia formidable. Por eso, y porque la esperanza que anida las más de las veces en mi interior, la que me hace creer que lo mejor aún está por venir, me impulsa a animar a todos aquellos (y aquellas) que van llorando los años que cumplen.

Vivan ahora los treinta, la mejor edad de la vida. Y vivan los treinta y uno en apenas unas semanas.

La cuestión es dónde haber edificado para que el camino seguido tenga la orientación precisa. Aunque eso es cuestión de haber elegido bien. O haber sido elegido bien, que las más de las veces implica más verdad que lo primero. Y que me reconforta, por aquello de ser menos importantes de lo que nos creemos... tantas veces.

Vuelvo a agradecer tu visita, porque desde hace tiempo creo que las verdades habitan en lo intermedio.

2 comentarios:

Caminante dijo...

los 30, la mejor etapa??... no me digas eso...!!! jejej... ha sido alcanzar los 40 y en mi vida se han multiplicado los retos, apasionantes todos ellos, el primero de todos el revisar y reeditar ilusiones, muchas de ellas aún por estrenar... tienes razón: espero haber apuntalado bien mis primeros 40 para que los siguientes sean toda una aventura... Enhorabuena por este "espacio de encuentro": ojalá que coincidamos más veces, caminando, compartiendo... Abrazos.

Pedro Cubero Villalba dijo...

En verdad, amable Caminante, lo que trataba de subrayar es que la mejor edad es aquella en la que estás viviendo. Me gusta menos la situación de añoranza estéril de abjurar de los progresos vitales que vamos haciendo, como si se nos hiciera tarde para todo.

Quiera Dios que sigamos peregrinando en espíritu y en verdad. Gracias por tus amables palabras.