lunes, 11 de febrero de 2008

Juno

Estamos en un lugar corriente, en un pueblo cualquiera de los Estados Unidos. Y la gente es normal, nada de bellezones. Quizás así es más fácil fijarse en los personajes, que repiten muchos de los tópicos: el cachas, los ricos, la animadora, las taquillas del instituto, las camionetas...

Las diferencias sociales y económicas no eliminan los problemas, las dudas, las pequeñas grandezas.

La opción del aborto es la primera, pero se salva de un modo genial: los bebés tienen uñas. Como nosotros, ¿quizá porque son personas? Se revela como la opción cobarde: para recibir a un hijo hay que prepararse, asumir responsabilidades, no quedarse sola.

La mamá adoptiva es presentada al principio como una maniática pija, pero su corazón se va revelando como el de una verdadera madre. Y debe superar las dificultades y la incomprensión, pero el valor del amor no queda pervertido nunca.

Es curioso: aunque no sea una historia candorosa, despliega un universo de ternura nada cursi.

Juno es genial: espontánea, ácida, inteligente, y asume como nadie sus decisiones, con sus miedos y problemas. Su cercanía a la realidad real, como la de su padre o su madrastra, es la que le hace pervivir.

Estas y más son las impresiones que me han surgido de esta película. Merece la pena verla.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Feliz cumpleaños

Habrá que ver la película

Un abrazo