
No me han hecho que me piense a quién votar, pues ya lo tenía claro. No obstante, hay varias reflexiones que podría hacer al respecto:
1. ¡Cuánta enegía desplegamos los seres humanos, seamos o no próceres de la patria, en tachar al que tenemos en frente de sabe Dios cuántas insensateces y mezquindades!
2. ¡Cuánta energía desperdidiada, si en el fondo lo que necesita nuestra España es que estos dos grandes partidos se unan para dejar a un lado tanto cretinismo nacionalista!
3. ¿Los debates y mítines sirven para convencer a los ajenos, o más bien a los propios? Porque supongo que en las altas esferas del poder los cuchillos casi siempre están afilados...
4. No me gusta que tengamos los españoles que elegir listas cerradas de partido. Los candidatos deberían sudar por su escaño, porque a mí me inspiran confianza gente de diferentes partidos.
5. Zapatero, ¿estuvo a la contra? ¿No es él el Presidente del gobierno?
6. Rajoy, ¿en verdad todo es una m...?
Los tiempos difíciles requieren grandeza de espíritu, pero por las dos partes. Seguiremos esperando...










Me ha llamdo mucho la atención un slogan de precampaña que ahora está utilizando el partido del gobierno: MOTIVOS PARA CREER. ¿Un librito de teología fundamental para estos tiempos de increencia y secularización? ¡Qué va hombre! Es la expresión de un lapsus nada freudiano. Creo que nuestro gobierno, apoyado por un partido político que encabeza la representación de la llamada izquierda política, se halla imbuido, o abducido -palabra de moda- por unas pretensiones un tanto religiosizantes.
